miércoles, 24 de julio de 2013

Educar con el corazón


¿Qué nos convierte en padres o madres?
Sin duda, no es la sangre, sino el corazón.


La verdadera paternidad va mucho más allá de la mera procreación; es un acto de amor, un ejercicio de responsabilidad y una travesía a través de la cual podemos descubrirnos a nosotros mismos a través de nuestros hijos.


No se trata de imponerse, ser el que ordena o el que castiga, probablemente te has preguntado si todo esto tiene algún sentido y tú mismo te contestas que NO, incluso si hasta ahora crees que lo has hecho muy bien.

Te invito a leer el siguiente texto, que nos invita a la reflexión:

Un padre, una madre, están presentes cuando simplemente escucha sin juzgar, sin impacientarse por encontrar o tener una respuesta siempre, cuando sencillamente permanece y escucha.
Cuano su hijo adopta decisiones y caminos propios, aunque muchas veces estas decisiones no coincidan con sus deseos.
Cuando habla de sí mismo, de sus vivencias, sentimientos y proyectos personales, de sus sueños y necesidades, sus aptitudes e ineptudes, de lo que hace, siente y teme.
Cuando pone la piel en la relación con sus hijos: toca, acaricia, sostiene, aprieta, suaviza...pregunta por actividades, sueños, éxitos y fracasos, por alegrías, amores y dolores de sus hijos y se lo pregunta a ellos, directamente, sin intermediarios.
Cuando siempre encuentra tiempo para acompañar a sus hijos en momentos importantes: leves o graves, en su vida: exámenes, peleas, derrotas, victorias, enfermedades, viajes.


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